Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100370
Legislatura: 1893
Sesión: 31 de Mayo de 1894
Cámara: Senado
Discurso / Réplica:
Número y páginas del Diario de Sesiones: 135, 2574-2575
Tema: Procedimiento del tribunal de lo Contencioso-Administrativo

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Voy a pronunciar algunas palabras, porque S. S. insiste mucho en el exceso que el Gobierno haya podido cometer al hacer uso del derecho que la ley le concede con los recursos extraordinarios de revisión y suspensión. Yo debo declarar que no he visto ese abuso, ni en este Gobierno ni en los anteriores, pues en cerca de dos años que lleva el actual en el poder, no ha habido más que dos? (El Sr. Conde de Tejada de Valdosera: Tres.) Yo no recuerdo más que dos, uno de Guerra y otro de Fomento; pero, en fin, sean tres, si S. S. quiere. Eso no puede servir de desprestigio al Tribunal Contencioso-administrativo, porque de 400 sentencias que por lo menos han recaí- [2574] do, no haber suspendido más que dos o tres, lo cual como S. S. dice, es como casar la sentencia por un Tribunal Supremo, y esto no es desdoro para el Tribunal Contencioso-administrativo, como no lo es para las Audiencias la casación por el Tribunal Supremo de las sentencias que dictan, y a fe, a fe que el Tribunal Supremo de seguro casa más sentencias de las que ha suspendido el Gobierno respecto del Tribunal Contencioso-administrativo.

Por lo demás, al Gobierno liberal no le parece bien este procedimiento; pero cuando la jurisdicción no es en absoluto delegada, claro es que el Gobierno ha de hacer uso de su derecho siempre que lo crea conveniente, y me parece que en ninguno de los casos en que lo haya hecho se ha excedido. Después de todo, S. S. está en el derecho de señalar los casos particulares, y discutiéndolos, verá S. S. las razones poderosísimas que el Gobierno ha tenido para suspender las sentencias, porque de no haberlo hecho así, hubiese faltado a uno de sus más esenciales y primordiales deberes. Vengan, pues, los casos, los examinaremos y entonces veremos si el Gobierno ha abusado o ha usado debidamente de la autorización que las leyes le conceden.

Insisto en que este procedimiento no lo parece bien al partido liberal desde el momento que quería la jurisdicción completamente delegada, hasta el punto de que muy cerca de S. S. está un eminente jurisconsulto que habiendo sido Ministro de Gracia y Justicia proponía eso; porque sabe S. S. que el señor Montero Ríos deseaba que ese Tribunal Contencioso-administrativo formase parte del Tribunal Supremo de Justicia. Claro está que aun no siendo partidario el partido liberal de ese sistema, desde el momento que existe, tiene que obrar con arreglo al mismo y no faltar a él, y eso ha hecho.

Esto no obsta para que yo, volviendo a revisar el informe que dio la Junta que S. S. tan dignamente preside, examine el caso, y si no trae gravamen ninguno para el Estado, según S. S., a pesar de que lo dudo porque cuando lo estudié comprendí que por esta relación que hay entre las provincias y el Tribunal Contencioso-administrativo, podía resultar aumento de gastos; entonces lo estudiaré; repito de nuevo, y lo traeré, si es posible, a la Cámara con las necesarias modificaciones, a fin de evitar los abusos que dentro del derecho que la ley da, puedan cometer los Gobiernos; abusos que hasta ahora entiendo que nadie ha cometido.



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